El estirón de Pedro Acosta

La historia de Pedro Acosta es una de las más destacadas en el panorama deportivo mundial en 2021. El piloto de Mazarrón comenzó la temporada en Moto3 en busca del aprendizaje necesario para pelear a largo plazo por cumplir su sueño de ganar un título en el Mundial de motociclismo. Sin embargo, su calidad le ha guiado hacia el título en una sorpresa mayúscula que además de tramos de gran disfrute ha contado con momentos de frustración en los que se esconde el gran motivo de la decisión del ascenso del campeón de Moto3 a Moto2, anunciada antes de confirmar este título con una brillante victoria en Portimao.

Acosta tenía como prioridad ir paso a paso. El meteórico inicio de temporada en el que acumuló tres victorias y un segundo puesto en sus primeras cuatro carreras en el Mundial no le hizo perder la cabeza, gracias a la ayuda inestimable de su círculo de confianza, con la familia como guía de una cabeza que, pese a estar notablemente amueblada, podía descentrarse por un tema lógico de edad y éxito.

En el mes de mayo, como contamos en OKDIARIO, Acosta y su entorno mantenían la idea firme de aparcar el ascenso a Moto2 en caso de no ser campeones, así como de hacerlo con KTM Ajo, el equipo que le dio la oportunidad, si finalmente se daban las circunstancias y se hacía con el título de Moto3.

Sin embargo, un hecho precipitó la decisión de ascender a una categoría superior sin todavía saber si sería campeón, como final y brillantemente sucedería en Portugal. Pedro, al que al inicio de temporada la página web oficial de MotoGP tallaba con 1’60, dio un importante estirón en verano que frenó su progresión y le hizo tener que volver a acomodarse a la moto. «Se le queda pequeña», aseguran fuentes cercanas al piloto, que aun con todo consiguió resetear y desde una visión más conservadora, ir gestionando el colchón de puntos que tenía de ventaja hasta dar el golpe final en Portimao.

Altura y lealtad a KTM Ajo

Acosta se presentó en el país vecino con una altura notablemente superior a la que lucía en las primeras carreras, fruto de un estirón veraniego que le lanza a la barrera de los 170 centímetros. Igual que su talento es diferencial en la categoría, la altura también lo es, con una moto pequeña a la que no es tan fácil dominar desde estaturas imponentes –para un piloto–.

La solución era un salto a una moto más pesada y que pudiera dominar con este nuevo tallaje y su equipo, el Red Bull KTM Ajo, le brindó la oportunidad coincidiendo con el salto de categoría a MotoGP de Remy Gardner y Raúl Fernández. Acosta cumplía con el equipo al que debía lealtad y se saltaba por unas semanas su propia norma de esperar a ser campeón. El salto a Moto2 era necesario, pero también guiado por una hoja de ruta que con una carrera de margen, tacharía el ser campeón de la lista de condiciones para que Pedro Acosta traslade su talento a una categoría intermedia donde promete espectáculo a raudales.